sábado, 6 de abril de 2013

Día D: Diario de a bordo // sábado 6 de Abril


¡Buenas noches!

Os escribo desde el hostal NapPark, que se encuentra pegada a la zona de mochileros (Khao San) de Bangkok. Elegí el hostal por precio, limpieza y por que espero encontrar un ambientillo de mochileros ya que está recomendado en la Lonely Planet y también por Pol de mundonómada. Me ha costado 440 Bats (11,5€ noche).

¿Qué os parece?



Después de pasar la zona de control de pasaportes en el que te conceden el visado para 1 mes sin problemas ni preguntas, tocó esperar la maleta, con la típica incertidumbre ¿llegará o no llegará?. Tuve suerte y llegó mi mochila de las primeras. Acto seguido, saqué dinero en un ATM cualquiera. Bueno, confieso, uno cualquiera no, lo hice en el banco de color lila (no me preguntes el nombre por que no lo se) y no por nada, si no por que habían hecho una gran labor publicitaria por todo el aeropuerto. Todos los bancos de ATM cobran 150 Bats por la retirada de efectivo adicionales (sea la cantidad que sea) y si puedo hacerlo en un banco lila mejor que en uno rojo, ¿no? 

(Actualización: ¡córcholis! Acabo de leer que todos excepto Aeon cobran esta tasa. Bueno al menos lo se para la próxima).

Después hay varias alternativas para llegar hasta el centro de la ciudad desde el aeropuerto, que por cierto es inmenso y está abarrotado. Yo opté por coger el tren Airport Rail Link hasta la última estación Phaya Thai por 45 Bats.  Y después, desde allí los del hostal me recomendaron coger un taxi hasta Kao Shan, el precio que ponían como referencia era de 100 Bats. Salí de la estación prepara para ser bombardeada por Tuk-Tuks y posibles timos, y fui lanzada a por un “taxi-meter” a preguntar precio o preparada para exigir poner el taxímetro. Nada más lejos de la realidad, un taxi "reglado" me dice que 200 mínimo y que no lo pone, y me cierra la puerta en las narices y se va. Buenoooo… ¡empezábamos bien! 

Me doy cuenta, mientras que los chorretones de sudor bajaban por mi espalda, que me encuentro en medio de un atascazo. ¡Vaya! Y de pronto… se me acerca un hombre Tai con cara de amigos (al menos parecía buena gente) y con un chaleco que me hace confiar un poco más (lo que hacen los uniformes) y presto atención a lo que me tiene que decir. “Where are you going?”. Le digo la calle y me señala a una moto. “100 Bats”, añade. ¿Ir en moto ahorrándome todo el tráfico y por el precio que quería? ¡Venga! El viaje duró unos 15 minutos, de los cuales 5 tuve los ojos cerrados, por que pasar entre dos camiones con una mini moto en pleno Bangkok era mejor no verlo... Los que conocéis el tráfico de países en desarrollo sabéis de lo que hablo. Mi súper mochila la llevaba el conductor en sus piernas y yo con la segunda mochila a la espalda. Me dio un caso (de esos "quita multas") y le añadí mi toque con las gafas polarizadas que me compré para este viaje. ¡Empieza la aventura! 

Para quien no se lo crea, os presento foto de mi conductor... (una vez me bajé de la moto ya estaba más calmada como para pensar en hacer una foto). 





















Al llegar al hotel todo el cansancio del viaje se me viene encima no sin antes darme cuenta que toda mi camiseta está empapada. ¡Buaj! Tenía que hacer caso del decálogo de buenas prácticas que llevo conmigo… tocaba ducha y desodorante.

Después, paseo por Khao San, que está lleno de puestos de comida, bares y puestecillos para comprar de todo, donde lo que sorprende es la búsqueda de crear ambiente con diferentes tipos de luces y donde los guiris se distinguen (al igual que en Marbella por el número de días que llevan de vacaciones) por la profundidad de su moreno. Acabo tomándome para comer/cenar un smoothie de mango (30 Bats; no llega al euro) y unos Pad Thai (45 Bats).








































Y ahora a dormir… que mañana será otro gran día.

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