martes, 21 de mayo de 2013

Con el corazón encogido y los pelos de punta

Si, me he saltado los relatos de varios días atrás en Siem Reap, pero después de esta mañana tenía la necesidad de ponerme a escribir. Y hay que aprovechar cuando viene la inspiración. 

Me encuentro en Nom Pen, o Phnom Penh, capital de Camboya, y gracias a Facebook y a tener amigos que valen su peso en oro pese al paso de los años, I'm crashing en una casa. Nada de dorms. (Oh no! El llanito vuelve a resurgir en mi interior). Es todo un lujo poder reencontrarte con un cuarto todo para mi y un baño con bañera. Pero lo mejor sin duda, ha sido poder conocer a la comunidad de ex-pats, la mayoría abogados, en su ambiente y ver cómo viven personas que trabajan fuera de las fronteras naturales de su país de nacimiento. Y como no, reencontrarse con un amigo de la infancia tan lejos de casa también tiene su encanto, para que nos vamos a engañar. 
Monumento de la Independencia
De Nom Pen se dice que no hay gran atractivo turístico. Pero a mi me está encantando pasar unos días aquí pese a su calor infernal y su historia trágica, que como si se tratase de fantasmas, está presente en sus calles, que como bien digo en el título de este post, encogen el corazón. 

No conocía la historia reciente de Camboya ni la antigua tampoco para que nos vamos a engañar pero tras la visita al museo Tuol Sleng, ver la película Killing Fields y pasear por el mayor campo de genocidio del país, necesito compartir esta historia con vosotros. 

El 17 de Abril de 1975 entraron en Phnom Phen a modo de invasión una agrupación de soldados que se hacían llamar los Jemeres Rojos o Khmer Rouge. En cuestión de 24 horas cerraron hospitales, colegios y zonas de culto. En 3 días la mayoría de las ciudades del país estaban vacías. La mayoría de la población, ya aterrorizada, en depresión y hambre en consecuencia de la guerra de Vietnam y demás antecedentes históricos, fue forzada a emigrar a granjas colectivas, o mejor dicho, campos de trabajos forzados. Para ellos, los habitantes de las ciudades eran egoístas y los culpables del hambre. 

Uniforme de los Jemeres Rojos
El objetivo era crear una sociedad comunal. El líder principal de este movimiento fue Pol Pot, que curiosamente estudio en Francia. A su vuelta, se hizo profesor y organizó un grupo de profesores que lucharon en nombre de este movimiento ultracomunista. Él nunca aparecía en público, pero fue el principal cabecilla junto a Dutch. 

A ese mismo año de la invasión se le llamo año cero. Los camboyanos tenían que deshacerse de sus creencias, de sus familias y de sus valores. Ahora todo se basaba en un comité liderado por unos pocos anónimos; Angkar. La religión, el comercio y la educación fueron prohibidas. Todo se basaba en el poder central. 

En 8 años y 4 meses murieron más de 3 millones de personas de una población de 8 millones. Brutal. 

La mayoría de estas personas eran personas con estudios... médicos, abogados. Quien hablara otro idioma. Quien llevara gafas. Quien tuviera las manos suaves. A estos se les llamaban traidores. Tenían que escribir confesiones falsas diciendo que habían robado arroz, que habían desobedecido o que en la adolescencia fueron espías de la CIA. El museo recoge miles de ellas.

Fachada de Tuol Sleng
Muchos de ellos fueron maltratados en la prisión Tuol Sleng (anteriormente fue una escuela; ahora museo). 
Pasillos de Tuol Sleng

Pero para finalmente matar a las personas las llevaban lejos del centro de la ciudad a campos de genocidio. Hay 80 de ellos por todo el país. Algunos perdidos. Algunos rodeados de minas. Pero el mayor y el más conocido, el llamado Killing Field. A unos 10 kilómetros de la ciudad se trataba de un cementerio Chino dentro de la jungla. Allí, empezaron llegando camiones 2-3 veces a la semana con unas 50 personas que venían engañados desde la prisión, esperanzados en la búsqueda de nuevo hogar, posiblemente con el reencuentro de su familia. Pero eran cruelmente asesinadas. 

Se encontraron múltiples niños muertos alrededor de este árbol.
Seguramente cogidos de los pies y la cabeza estampada en el tronco. 
Ni si quiera a balazos. 

No. Era demasiado caro. Les arrodillaban frente pozos profundos comunes a modo de tumbas. Y con machetes, cuchillos o cualquier objeto al uso, empezaban la matanza. Un material químico llamado DDT disimulaba el olor de la putrefacción de los cuerpos de las fosas comunes y además aseguraba la muerte de alguna persona que aún siguiese viva a la hora de estar en la fosa común.


Fosa común de 450 personas
En este campo, sonaban canciones revolucionarias durante el día que servían para silenciar los gritos de las personas a las que ejecutaban por la noche. 

En 1978 empezaron a llegar camiones todos los días. Se llegaron a asesinar hasta 300 personas al día en este campo. Hasta un total de 20.000.129 fosas comunes. 2,4 hectáreas de almas en putrefacción. 

Biografías de algunas de las víctimas
En 1979 se descubrió la verdad con la invasión vietnamita sobre el territorio camboyano. Los jemeres rojos huyeron a la frontera de Tailandia. Estuvieron viviendo cerca de 10 años de una forma aislada, pero siguió siendo el gobierno oficial reconocido internacionalmente puesto que Vietnam había ayudado a establecer al nuevo gobierno. El nuevo gobierno por tanto no fue reconocido hasta pasada la guerra fría.

Se parece al árbol en que se arrodilló budha. Desde aquí se emitían las canciones revolucionarias. Por el día decían mejorar el rendimiento de los trabajadores y por la noche junto al ruido del generador diesel disimulaban los gritos de las personas asesinadas a sangre fría.

Estupa
Esta es la estupa conmemorativa que construyó el gobierno camboyano en 1988. Tiene símbolos budistas e hindúes entre los que destacan los pájaros garudas como protector divino y serpientes mágicas nagas que son una raza legendaria junto a 7 cabezas que son los enemigos, pero que simbolizan la paz cuando aparecen juntos 

Interior
En su interior, está formada por 17 niveles de huesos que recuerdan a la fecha de la invasión en la capital. Los 10 primeros niveles contienen hasta 10,000 cerebros, cada uno etiquetado. 



Las cortes internacionales (ECCC)

Camboya pidió asistencia a la ONU para juzgar los asesinatos en 1997. Desde 1999 en colaboración han creado una corte específica para este asunto operativa desde junio 2007. Se puede visitar, y yo armada de valor alquilé una moto (casi nadie lo hace por aquí) y fui hasta allí para asistir a parte de un juicio una mañana. Todo aquel que quiera, con tal de no llevar teléfono encima y ropa apropiada (hombros y rodillas cubiertas) puede entrar a observar los juicios. 


Parking de las cortes
Pol Pot, el cabecilla, murió en 1998, pero siguen viviendo 4 líderes de la cúpula: Van Nath, Bou Meng, Chum Mey y Norg Chan Phal, de 63, 78, 79 y 39 años respectivamente. Algunos ya están condenados, pero aun quedan varias personas implicadas que siguen en juicio. Pese a no haber estudiado derecho y conocer de lejos ese mundo, fue algo único poder asistir a estas cortes internacionales, donde unos 40 abogados de diferentes nacionalidades interrogan a un sospechoso, mientas es observado por unos 10 jueces. Hay mucho espacio para el público y las sesiones son simultáneamente traducidas al inglés, khmer y francés. 

Pero no todo es pena 

Esta ciudad no ofrece sólo historias que quitan el sueño. Es mucho más. Es un corazón latiendo a mil por hora en desarrollo y un pulmón que sopla viento fresco en Camboya. Una mezcla en cultura ancestral y desarrollo de occidente. Locales chics, mercados en cada esquina, discotecas abiertas hasta el amanecer y barbacoas de carbón en la calle. No se puede pasear fácilmente (tendrás que responder que no a miles de Tuk Tuk y motos) pero sus gentes te harán sonreír y sus mercados dejarán sin palabras.  
Caracoles por toda la ciudad

Central market
Boda improvisada en la calle
Zumo de fruta de pasión en el Russian Market

Y como a nadie le amarga un dulce, hay bakeries en cada esquina para poder picar entre horas. 


Bakery

2 comentarios:

  1. Hola Maribel,
    Caigo por casualidad en tu blog, que encuentro muy bien escrito interesante y, como tú, me quedo impresionado con la historia de la época de Pol Pot.
    Por supuesto que con mi intención de irme a pasar algunos meses a Camboya ya había leído bastante al respecto, su biografía, etc, pero al leer tu relato, con las fotos de los campos de concentración, toma uno aún mas conciencia de esa época de terror.
    Hospitales psiquiátricos necesitan algunos antes de llegar al poder !
    Te agradezco por compartir lo vivido.
    Saludos,
    Marcelo

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    1. ¡Hola Marcelo! ¡Muchas gracias por tus comentarios! Camboya te encantará, es asombrosa la calidad humana del país teniendo en cuenta su reciente historia trágica... No olvides de ir por Koh Rong, es un tesoro. ¡Saludos!

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