sábado, 18 de mayo de 2013

Just chilling

Después de mi tour en moto tenía ganas de unos días un poco más relajados para "just chill" todo el día y mi siguiente destino resultaba perfecto para ello. 

Desde Pakse salimos en un mini van hacia las 4000 islas, o Si Phan Don, sobre las 08:00. El viaje fue movido, pero será la costumbre o lo enganchada que estaba con un libro, pero el viaje se me hizo cortísimo y en un periquete llegamos a Nakasang para coger un barco pesquero que nos llevaría a las islas.


En realidad no son 4000 islas "reales", puesto que un árbol que flota por encima del Mekong en realidad no puede ser una isla (¿o si?). Son habitables 3 de ellas, Don Khong, la más grande con pocos turísticas, Don Det, la más turística donde se ven atardeceres espectaculares, y Don Khon, tan sólo separada de Don Det por un puente construido por los franceses, muy desértica pero en boom turístico. 

Yo no tenía muy claro mi destino, pero el Americano petardo (léase este post) iba hacia Don Det, así que yo tan dispuesta elegí mi destino para poder separarme de él: Don Khon. El barco te deja justo en la orilla y con mochila en la espalda tocaba buscar alojamiento. Hay miles de bungalows en la primera fila con vistas hacia Don Det y preguntando por varios finalmente opté por uno por 30,000 Kips (3€) la noche con su cama de matrimonio y baño privado. Lo mejor: hamacas con vistas en el porche del bungalow. 
Vistas desde mi bungalow
Hamacas de mi bungalow
Tras dormir mi correspondiente siesta y leer un poco en mi hamaca (estaba lloviendo a cántaros) decido salir a dar una vuelta a investigar la isla (por fin descampó). No había ni un alma, me sentía como la única turista de la isla. Me dediqué a observar otras familias en sus casas elevadas, a pescadores colocando sus redes, a mujeres vendiendo verduras y niños jugando con el barro. 

Finalmente encuentro a dos chicos pidiendo algo de comer en un restaurante y simplemente pregunto que si me puedo unir a ellos. Con eso vale para hacernos amigos y viajar los próximos días juntos. Así de fácil, pero a la vez difícil, puesto que me sigue costando ser la primera en dar ese paso, aun que día a día lo voy mejorando y venciendo esa timidez. 

Al día siguiente madrugamos mucho por que a primera hora de la mañana es más fácil ver los delfines Irrawadi. Es un delfín con cara de tiburón en especie de extinción que sólo se encuentra en esa zona. Con nuestras bicis como mejor transporte para descubrir las islas por 1€/día, que fuimos hasta el extremo de Don Khon. Cogimos un barco, y su "conductor", un niño de 15 años, nos acerca hasta unas rocas donde tras 15 minutos de espera empezamos a ver estos delfines. No saltan igual que los del mar, y los vimos desde bastante lejos, pero creo que sin duda es una experiencia única. Se pueden ver más de cerca pagando más, o haciendo una excursión en kayak por esa zona. 
Relax en busca de los delfines
Mi bicicleta se pinchó por el camino, y cuándo pregunto a nuestro conductor dónde la podía arreglar, me responde que con él mismo. Nos llevó hasta su casa y allí mismo se puso a arreglar el pinchazo. La broma me salió por 15.000 kips (1,5€) negociando, más que el alquiler de la bici, pero el rato que estuve allí viendo la familia, unos se duchaban, la madre con una niña descansaba en la hamaca, el abuelo sentado en cuclillas observando y comentando mientras fumaba un cigarillo tras otro... 
Bicicleta en apuros
En la isla también se pueden visitar dos cataratas, una de ellas con entrada y playa privada donde poder bañarse.
Cartel molón
Cataratas de Si Phan Don
Por la tarde tocó visitar Don Det con mi bicicleta arreglada, en búsqueda de algo de animación, tanto relax tampoco es bueno. La cuestión siempre está en el equilibrio. Tras cruzar el puente hay unos 5 kilómetros de camino de tierra con varias casas, muchas vacas y campos de arroz antes de llegar a la zona más poblada. 


Lástima que no encontré el Veggie Patch, restaurante que había leído que era buenísimo. Por la zona de bares muy curioso el tema "happy" que se puede añadir a todas las comidas.


Tras unos días de relax había recargado pilas para continuar con mi viaje explorando un nuevo país: Camboya. 

Desde Laos a Camboya

Si sales desde Laos a Camboya por las 4000 islas lo más fácil es contratar el autobús completo hasta tu destino final, puesto que en la frontera no parece haber mucho movimiento de autobuses y te ayudan a gestionar el visado. El autobús hasta Siem Reap me salió por 35 dólares y el visado por otros 30. 

Hay que entregar una fotografía y rellenar dos papeles. Mientras gestionan los pasaportes te dejan en unos restaurantes de la frontera, donde consigues establecer de nuevo conversación con otros muchos mochileros que viajan a sus siguientes destinos. 
Pasaportes en la frontera
Frontera Laos - Camboya (4000 islas)
Lo más curioso sin duda de esta frontera es la doctora con una especie de pistola que te chequea en cuestión de mili-segundos tu temperatura antes de entrar en Camboya.

Si tienes fiebre, no pasas. 

2 comentarios:

  1. He disfrutado mucho leyendo tus aventuras en esta tarde de Domingo.
    Gracias por compartirlas!!!!!!!!!!
    Me gusta seguir tus relatos, cada uno co esa parte de emoción y aventura hacen que este pendiente de cuando colgaras el siguiente. o

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  2. Ya te has dado cuenta de que los camboyanos dicen todo el rato: same same?... besitos

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