miércoles, 19 de marzo de 2014

¿Y ahora qué?

Llegué a España el 17 de Diciembre. Deshice la mochila el mismo día, no sin que lágrimas llenaran los cuencos de mis ojos, pero no brotaron por que estaba ocupada sacando jerseys y abrigos (que no había usado en una larga temporada) para viajar a Suiza, Austria y Alemania. Así como la que no quiere la cosa, alargué mi viaje un mes más.
Huevos en Salzburgo
Pero el 20 de enero fue para mi el día D. El día de pensar y repensar en que hacer a continuación. Había dejado Madrid y mi trabajo para viajar unos meses (8 en total), pero ahora tocaba volver a reponer la cuenta corriente. No podía dejar de pensar en volver a viajar, hay tantos y tantos que viven viajando. Pero quizás por mi educación, mi necesidad de estabilidad o que aún no estoy preparada para ello, me dispuse a buscar trabajo por mi zona. Quedarme en Marbella, esa era la idea.
Mi Marbella
3 meses fue el tiempo que me di quieta en un sitio sin trabajar como parada para encontrar mi nuevo camino. Fuera siendo camarera, en una agencia de publicidad o como profesora de inglés. Pero siendo consciente, y tras haber estudiando dos carreras y con tres idiomas, me sentía un poco responsable con mi deber hacia mi familia, mi misma y hacia la sociedad. Fue por ello que comencé a buscar nuevas oportunidades laborales en mi sector. Y las encontré. Tardaron en surgir pero, como no, vinieron todas a la vez. En concreto 4. 3 en España y una en el extranjero.

Y como no, he escogido irme al extranjero. 

Pero quiero recalcar que no soy un talento que pierde España. No soy una profesional que emigra por que su país no le ha ofrecido ninguna oportunidad de desarrollo. No salgo frustrada por que aquí no he podido encontrar trabajo.

Emigro por que así creo que aprenderé más. Emigro por que significará un mayor desarrollo de mis competencias. Emigro para conocer nuevas culturas, un nuevo idioma y nuevos amigos. Emigro por que me gusta la aventura. Pero sobre todo, emigro para algún día volver con más fuerza. 

Volver con la mochila llena de buenos recuerdos y energías para emprender. Aquí. En mi Marbella. Esa es la idea.

Así que después de casi un año sin rumbo fijo, cambiando de hogar casi como la que cambia de calcetines, me he comprometido a un año de trabajo duro. (Nuevo jefe, si me lees, que sepas que lo voy a dar todo ;)

Pero nadie me podrá quitar el apodo de viajera, ni yo misma, aun que actualmente lleve en casa dos meses asentada y esté buscando trabajo estable. Nadie me podrá quitar los sueños e ilusiones por seguir viajando. Nadie me podrá quitar los kilómetros recorridos y los recuerdos mágicos. Nadie. 

Y en el fondo, me da miedo cosilla volver a la vida establecida, aquella que nos han enseñado que debemos tener, la de una bonita casa con un buen coche, un perro y dos niños. Y un trabajo que nos da para vivir pero en el que no somos feliz. 

Me da miedo volver a trabajar de sol a sol (delante del ordenador, no en el campo, claro) y olvidarme de mis principios, sin tener tiempo de respirar aire libre, sin poder apreciar los grandes momentos que nos regala la naturaleza, ahogada en el sueño capitalista.

Y desde aquí y para todo el mundo, me comprometo a no caer en esa trampa. Seguiré siendo viajera, por que me comprometo a valorar cada momento como si fuera único, a ser feliz me encuentre donde me encuentre, a querer conocer costumbres locales y ser consciente de los regalos que nos da el universo. Por que en el fondo, todo esto es lo que aprendes cuando viajas. Y por ello, aun que volvamos a la rutina, aunque nos establezcamos en una ciudad, siempre seré viajera. Por que engancha. Y lo comparto con vosotros por que así se va haciendo realidad.

1 comentario: